Probablemente lo has experimentado antes: alguien que reacciona de la manera correcta, utiliza todas las palabras adecuadas e incluso muestra las emociones apropiadas, pero hay algo que… no encaja. De forma subconsciente, podrías sentirte incómodo o vulnerable.
Si has observado este tipo de comportamiento, puede que estés detectando a alguien que finge su inteligencia emocional, también conocida como EQ por sus siglas en inglés.
¿Qué es la Inteligencia Emocional (EQ)?
La inteligencia emocional es la capacidad de sentir, comprender y aplicar eficazmente las emociones para lograr mayores niveles de colaboración y productividad. Tiene cinco dimensiones: autoconciencia, autorregulación, conciencia social, regulación social y motivación. Más información sobre Inteligencia Emocional aquí.
¿Qué es la falsa inteligencia emocional?
La inteligencia emocional falsa es complicada. Se trata de un comportamiento imitado, en el que alguien copia el comportamiento de una persona con una alta Inteligencia Emocional sin las habilidades o la conciencia necesarias para lograrlo.
Harvard Business Review ha publicado un estudio que indica que las personas suelen hacer un «mal uso manipulador de la inteligencia emocional, es decir, una regulación intencionadamente sutil de las propias emociones para obtener respuestas de los demás que podrían no beneficiarles».
La verdadera inteligencia emocional no se puede fingir; con el tiempo será obvio que los comportamientos de Inteligencia Emocional no son auténticos. Fingir la Inteligencia Emocional tampoco es sostenible a largo plazo por el estrés que supone la sobreadaptación y los posibles conflictos que surgen por el camino.
¿Cuáles son las señales de que alguien está fingiendo la inteligencia emocional?
Incoherencia entre las palabras y los hechos. Decir todo lo correcto, pero no llevarlo a cabo. Por ejemplo, presentarse como un oyente activo pero no recordar la conversación más tarde, o actuar como si nunca hubiera ocurrido.
Empatía performativa. Reacción exagerada ante las dificultades de los demás o enmascaramiento de las verdaderas emociones para mostrar emociones más favorables o aceptables.
Falta de responsabilidad. No estar dispuesto a asumir su parte en un conflicto o en una situación difícil, o buscar desviar la culpa de uno mismo.
Énfasis en la imagen personal. Cuando alguien está más preocupado por cómo se le percibe que por cómo se ha comportado, o se disculpa sin abordar los problemas de fondo o el comportamiento.
Uso excesivo de palabras de moda. Si alguien lanza términos clínicos como «narcisista» o «gaslighting» sin conocimiento real de esos términos, o si alguien está ansioso por etiquetar a otros.
Usar la Inteligencia Emocional para controlar. Aprovechar el conocimiento de la Inteligencia Emocional para ganar el favor o manipular a la gente, guiando el resultado de las situaciones a su favor.
¿Por qué la gente finge su inteligencia emocional?
Aunque el concepto de fingir la inteligencia emocional puede sonar cargado e incluso malicioso, podría estar ocurriendo por accidente. Alguien con un conocimiento desarrollado de la Inteligencia Emocional podría utilizarla para manipular a los demás, pero fingir la Inteligencia Emocional también puede ocurrir por accidente.
Podría ser un intento sincero de alguien de implicarse emocionalmente sin una estructura o conciencia adecuadas que lo respalden. Algunas personas se ven obligadas a adoptar una personalidad de alta Inteligencia Emocional para sobrevivir o progresar en el trabajo.
«Por mucho que trabajemos o estemos emocionalmente en sintonía con los demás, a veces se nos escapan cosas», afirma Stacey Harris, Presidenta de Leadership Resources and Consulting, LLC. «Lo que importa es nuestro esfuerzo. Si intentas fingir inteligencia emocional, realmente estás perdiendo oportunidades de comprometerte.»
¿Cuál es su próximo paso?
Si reconoces estos rasgos en los demás, lo mejor que puedes hacer es observar y escuchar atentamente en tus interacciones. No puedes controlar el comportamiento o las respuestas de los demás, pero sí puedes controlar tu respuesta.
Avanza con cautela y optimismo, y si se da la situación en la que puedes ofrecer una retroalimentación adecuada, intenta hacerlo con pasos directos y procesables para la persona que proyecta su Inteligencia Emocional.
Si te reconoces en algún rasgo, ¡no pasa nada! El simple hecho de leer este artículo y darte cuenta de las similitudes ha mejorado tu autoconciencia.
«Como humanos, nos gusta clasificar las emociones como buenas o malas», dice Harris. «No lo son. Son neutras: las emociones son información, y lo que más me gusta de la Inteligencia Emocional es que se aprende. No importa en qué punto de tu carrera te encuentres, puedes crecer. Todos estamos en un viaje».
He aquí tres pasos para desarrollar una auténtica Inteligencia Emocional:
Realice una evaluación de base científica para conocer su Inteligencia Emocional real. Esto le proporcionará datos claros y una comprensión real de su inteligencia emocional.
Obtenga ayuda objetiva de un coach, consultor, mentor o ser querido. Busca a alguien que pueda ayudarte a observar tus propios hábitos. Lo mejor es que te ayude alguien que te conozca bien y sepa cómo darte feedback.
Concéntrate en la atención plena prestando atención a lo que ocurre a tu alrededor. Toma nota de los detalles sensoriales, comprométete a escuchar activamente y reflexiona sobre tu estado de ánimo a lo largo del día para comprender mejor tus emociones básicas.
Jaime Faulkner Jaime cree que la autenticidad y la narración son las claves para un marketing exitoso. Como graduada de la Escuela de Comunicación Humana Hugh Downs, le encanta encontrar y conectar narrativas. Cuando no está trabajando, está psicoanalizando a los concursantes de The Bachelor, pintando, escuchando podcasts o jugando a juegos de rol de mesa.