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¿Te has encontrado alguna vez en esta situación?:Estás cenando con tu familia, intentando disfrutar del momento, cuando de pronto, te llega la inspiración para esa nueva gran idea laboral que llevas semanas intentando encontrar. O tal vez, mientras estás tumbado en la cama listo para dormir, piensas en lo que has olvidado hacer en el trabajo, llenándote de miedo y angustia.La verdad es que pensar en el trabajo no sólo ocurre en horario laboral. Pensamos en él no solo cuando estamos trabajando activamente si no también fuera de horas de oficina. La clave es tener la capacidad de crear límites para que, cuando no estés en el trabajo, puedas disfrutar de tu tiempo libre. Desconectarte completamente de tus actividades laborales te da la oportunidad de recargarte para estar listo al siguiente día, además de permitirte darle a tu familia y a tus objetivos personales el tiempo y la atención que merecen. 


 

Caroline Forsey de Hubspot, ha publicado recientemente un artículo que habla de cómo poder desconectarse del trabajo cuando no se está trabajando. Forsey propone cinco claves para ayudar a dejar de pensar en él fuera del horario laboral ayudándote a recuperar la cordura.

Escribe lo que tienes en mente.
Tienes una idea en la que estás pensando y que te consume y agobia. Escribir esta idea puede permitirte soltarla y ayudarte a liberar tu mente. Una vez que está en el papel ya no necesitas tenerla en tu mente, liberándote del peso inmediatamente. Esta es la solución perfecta cuando tienes un pensamiento específico dando vueltas en tu cabeza, drenando energía. Escribirlo te ayuda a centrarte en el presente.

Juega a un videojuego.Un elegante término científico conocido como absorción cognitiva, describe la profunda concentración necesaria para jugar videojuegos a un alto nivel, distrayendo eficazmente tu mente para que no divague en otra parte. Diviértete y cambia tu mentalidad al mismo tiempo.

Utiliza técnicas de relajación muscular progresiva. Centrarte en tu cuerpo aleja tus pensamientos del trabajo. El proceso es muy sencillo: céntrate en zonas específicas de tu cuerpo y dirige tu energía a esas partes en concrete, una a una.

Después de sentirte cómodo, respira profundamente por la nariz y por la boca, realiza cada respiración durante cinco segundos. Cuando inhales, tensa los músculos de la parte del cuerpo en la que te estés concentrando en ese momento. Empieza por los pies y ve subiendo (o viceversa). Al exhalar, relaja la parte del cuerpo en cuestión y empieza a pensar en la siguiente y repite el proceso hasta llegar a la cabeza. Termina con una última respiración de 5 segundos para liberar la tensión remanente.

Distráete. Suena fácil, ¿verdad? Puede serlo si te esfuerzas lo suficiente. Escucha los sonidos de la habitación, como el tic-tac del reloj o el zumbido del aire acondicionado o la calefacción. Concéntrate en ese ruido. ¿A qué suena? Cuanto más te concentres en él, menos pensarás en el trabajo.

Las posibles distracciones son innumerables, pero puedes probar a contar las baldosas del techo o del suelo, las líneas de la pared, sentir la textura de tu ropa o contar los árboles o las ramas de los árboles que hay fuera de tu ventana. Aunque pueda parecer algo sin sentido, la clave está en crear una distracción momentánea que rompa el proceso de pensamiento repetitivo sobre el trabajo en tu mente. Una vez que hayas roto los pensamientos negativos, no dudes en retomar tus actividades diarias.

Simplemente di «¡ALTO! Si vocalizas esta palabra -o cualquier otra-, traerás inmediatamente tu cerebro al presente, sacándolo efectivamente del modo no productivo. Es el equivalente humano a pulsar el botón de reinicio. Una vez que hayas salido de tus implacables patrones de pensamiento, busca inmediatamente un camino de pensamiento diferente. Una sugerencia útil es pensar en tu entorno actual. Pregúntate a ti mismo:

  • ¿Dónde estás ahora?
  • ¿Qué te gusta del lugar donde te encuentras?
  • ¿Qué quieres hacer o pensar ahora mismo?
  • ¿Qué es lo que te hace feliz?

Ninguna de esas cosas debe girar en torno al trabajo ya que, bueno, no estás en el trabajo. La simple reflexión sobre las cosas que te hacen feliz y las que te hacen sentir bien es un gran remedio para cambiar tu mentalidad.

 


 

Conclusión

Está bien disfrutar y estar comprometido con tu trabajo. La mayoría de las personas con una buena ética laboral quieren hacer lo mejor posible en su trabajo. Sólo recuerda que también tienes una vida fuera del ámbito laboral, y que esa vida no debe verse comprometida por tu interminable búsqueda de ser lo mejor posible en tu carrera. La clave es tener un equilibrio, y con equilibrio, puedes tener éxito a largo plazo.

 

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Dave Clark

Jaime Faulkner

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