He estado reflexionando sobre los valores últimamente y me pregunto qué hace que realmente perduren en el tiempo. Como persona creativa por naturaleza, me interesa el branding y cómo evolucionan las tendencias. En mi opinión, las mejores marcas son simples, sólidas y están respaldadas por valores tangibles que se reflejan en su trabajo y en la experiencia real de sus equipos.

Si quieres crear valores organizacionales que perduren, necesitas saber qué son, qué deben lograr y qué debes evitar. Aquí tienes tu guía.

Puntos Clave

• La importancia de los valores para la cultura organizacional y el crecimiento.

• Cómo lograr retención, resiliencia emocional y responsabilidad a través del trabajo con valores.

• Las cualidades necesarias para que los valores realmente funcionen y signifiquen algo.

• Estrategias para crear valores organizacionales que perduren en el tiempo.

Los valores importan porque moldean la experiencia del día a día y el impulso hacia adelante de tu empresa. Deben ser el punto de referencia al que vuelves cuando necesitas orientación o dirección, ayudando en la toma de decisiones y elevando la moral.

Crear valores organizacionales que perduren es algo en lo que toda empresa debería invertir, porque los valores que realmente importan transforman cómo las personas experimentan su entorno laboral y su experiencia general. Los valores sirven como una guía para los colaboradores y como puntos de conversación para lograr alineación y mayor compromiso.

Retienes a las personas correctas.
El Foro Económico Mundial informó que el 87% de los trabajadores considera crucial que sus valores se alineen con los de las empresas donde laboran. Cuando una compañía tiene valores fuertes y reconocibles, atrae talento que comparte esos valores y construye una cultura más sólida. Eso les da a los colaboradores una razón para invertir más en su trabajo y en la misión general.

Como grupo, se vuelven más emocionalmente resilientes.
La resiliencia organizacional es sumamente importante en el mercado actual. Significa que tu empresa puede mantenerse ágil y activa durante crisis sin perder enfoque ni impulso. No se trata de éxito constante o progreso interminable; se trata de que la organización sea lo suficientemente resiliente para enfrentar dificultades sin perder dirección ni miembros del equipo.

La responsabilidad se fortalece en todos los niveles.
Cuando los valores están claramente definidos y se refuerzan de manera constante, todos entienden cómo luce el éxito en su rol. Esto crea un estándar compartido de desempeño, conducta y compromiso. Reduce la ambigüedad, aumenta la responsabilidad individual y promueve la transparencia.

Tus valores organizacionales deben ser:

Realistas. ¡No te vayas por lo inalcanzable! En lugar de apuntar a la perfección, elige valores que sean aspiracionales pero alcanzables. En vez de declarar un valor como “Perfección”, usa “Mejora continua”. La perfección es irrealista, pero el compromiso con el progreso constante mantiene a las personas motivadas y enfocadas en soluciones.

Específicos. Es muy fácil que los valores de una organización se conviertan en palabras vacías en una pared. No quieres valores que apliquen a cualquier empresa en cualquier parte. Profundiza en las necesidades y la visión únicas de tu organización, y construye a partir de ahí. En vez de usar un valor general como “Respeto”, prueba con algo como “Cuidarnos mutuamente”. El respeto puede definirse de muchas formas, pero cuidarnos es más aplicable, claro y cercano.

Sencillos. ¡No los compliques con sinónimos! Usa el lenguaje que usa tu equipo. Quieres que los valores sean fáciles de recordar—la meta es que las personas puedan decirlos con confianza. Puedes usar un acrónimo para apoyarte, pero no lo fuerces. La autenticidad es lo más importante.

Si no sabes por dónde comenzar tu trabajo de valores, podemos ayudarte. Las herramientas correctas desbloquearán nuevas perspectivas sobre lo que hace únicos a los individuos, los equipos y a la organización.

En última instancia, los valores correctos ayudan a crear una cultura donde los compromisos se cumplen, los problemas se atienden antes y el progreso se mide con mayor honestidad y eficacia. Los mejores valores son auténticos para tus colaboradores, tu organización y tu liderazgo. Empieza por hacerlos genuinos, y lo demás fluirá.